viernes, 7 de agosto de 2015

NADA

Un último beso, un último abrazo. Una última mirada, un último te quiero. Todo cambia tan rápido... todo se vuelve tan negro... Los placeres de la vida pueden variar tan de repente que quizás te des cuenta dentro de días que algo ha cambiado dentro de ti. Quizás hayan pasado los años cuando te des cuenta, o quizás ni siquiera te percates de ello.
 A veces nos rompemos con tanta facilidad... y lo peor de todo es que no podemos repararnos nunca más. O al menos no completamente. Aquellos pequeños detalles, a los que yo llamo placeres, que tanto nos gusta hacer cada día se pueden ir a la mierda con solo una palabra. Muerte. Sí, muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte. Ya no podremos despedirnos de alguien, nunca podremos volver a abrazarlos, besarlos o acariciarlos. Jamás volveremos a oír sus risas, o a llenar espacios de silencio con miradas encontradas. Nunca más nos podremos enfadar con esas personas que tanto queremos. No hay otras oportunidades, porque cuando alguien muere todo se va al garete a tu alrededor, vives la vida en solitario, o al menos con respecto a esa persona que se ha ido, Hay miles de teorías pero, de lo único que vemos es que esta vida que tenemos ahora... la soledad y la angustia nos golpeará con sus guantes de boxeo, una y otra y otra vez.. No habrá nadie más a los que cuidar ya sean padres, madres, hermanos, abuelos, abuelas tios, amigos, novios, parejas, maridos o mujeres, hijos, hijas , sobrinos, nietos o vecinos. Ya no hay más nosotros, ya no hay más ellos. Ya no hay más nada