miércoles, 21 de enero de 2015

SUEÑO

Estar en tu cama, envuelta en varias mantas, porque corre frío. Estar a gusto, pero a la vez incómoda, dar vueltas y vueltas a más no poder, no querer levantarte pero a la vez estar deseando que se haga de día para poder hacer cosas, cosas para las cuales te sientes inspirada en ese momento. 

Con un arrebato me levanto rápidamente, pego saltitos por el frió, y cojo mi libreta, y empiezo a escribir palabras que reflejan mi estado de ánimo, sentimientos que me vienen a la mente, incluso mi inspiración para mis escrituras, me pongo música, leo cartas antiguas o libros, sigo sin poder dormir. 


Asomarse por la puerta y ver que tu madre sigue despierta porque ella está igual que tu, dándole vueltas a la cabeza por cosas que, vistas desde otra perspectiva pueden parecer minúsculas. Problemas que desaparecen con solo otro punto de vista. Volver a la cama, al calor, a la comodidad, a la zona de confort, y aunque sigues sin querer dormir, al final sucumbes al sueño, el cansancio llega, y tu mente se relaja tras un duro día de trabajo. Se te cierran los ojos despacio, porque no te quieres quedar dormido todavía. Es tarde pero tu tienes ansias de más. Sin poder más con tu cuerpo notas como cada parte de tu cuerpo duerme ya, y obligas a tu mente a descansar. ¡Dame un respiro! piensas. y al final, te lo da.

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