martes, 1 de diciembre de 2015

SUS DEDOS ROZARON LOS MÍOS

Sus dedos rozaron los míos, y sentí escalofríos recorriendo mi cuerpo. Sus dedos rozaron los míos y el corazón empezó a latirme con una fuerza desmesurada. Sus dedos rozaron los míos y solo pensaba en nuestra posición, uno sentado al lado del otro mirando hacia delante haciendo como que no existíamos.
Mientras, sus dedos se deslizaron entre los míos acariciando cada centímetro de mis mano suavemente, haciendo que mariposas revolotearan en mi estomago vertiginosamente. Sus dedos tocaron mi piel e hicieron arder al sitio donde tocaba. Su mano sujetó firmemente la mía. Lo miré, él me miró... ambos miramos a nuestras manos unidas en aquel instante en el que ninguno quería separarse, en el que mi vida se sentía completa otra vez, en el que el me miraba como si nada más existiera. Luego recordé todo el dolor que padecí por su culpa así que aunque no me quería separar, hice acopio de todo mi valor y a pesar de que el me miraba con unos ojos inundados por las lagrimas, me levanté y comencé a caminar dándole la espalda 

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