viernes, 10 de junio de 2016

ARMAZÓN DE ACERO

Trabajar con acero. Calentarlo y moldearlo despacio, con cuidado y cariño. Haciendo la forma perfecta. Mimándolo, queriéndolo y forjando. Una vez que esta listo el armazón, me pongo delante de un espejo y me repito a mi misma varias veces: no voy a llorar, no voy a llorar nunca más.Y me lo creo. Reprimo mis lagrimas una vez mas. Luego cojo un cuchillo y lo hundo en mi pecho y el lado izquierdo. Quito capas de musculo y nervios con sumo cuidado. 

Intento olvidar el dolor punzante que siento. aparto las costillas y luego hundo la mano, me la lleno de sangre pero con delicadeza meto el caparazón de acero en mi cuerpo, lo enrosco en mi corazón y lo cierro. Ahora esta protegido, ahora no correrá ningún peligro, ahora con mi nueva coraza no volveré a sufrir, el corazón no me volverá a doler, no me sentiré mal otra vez. Pongo los pliegues de piel en su sitio. voy cosiendo las capas con aguja e hilo. Noto como todo vuelve a encajar. La cicatriz que dejo en mi pecho izquierdo me hará recordar cada vez que lo miré lo que hice para sobrevivir, lo que hice para no volver a sufrir. Es una cicatriz bonita, simétrica, pues soy buena costurera, tiene su encanto e igual su misterio. Cuando me ponga el bikini en verano todos los chicos que pasen por delante mía se la quedaran mirando, algunos se preguntaran por que me la hice, pero la mayoría pasara de largo. Y así ninguno de ellos podrá volver a hacerme daño. Soy inmune, inmune a todos. Puede parecer que soy despiadada y no tengo corazón pero esa pequeña coraza que puse en mi interior me ayuda a salir adelante, me ayuda a caminar, me ayuda vivir. Siempre funciona. Siempre me salva.

Solo hay una cosa que hace que esa coraza no sirva de nada. A pesar de tener mi récord de no llorar bastante elevado, pues ya llevo unos cuantos años sin derramar i una sola lagrima, hay un instante en mi vida que me hace volver a llorar. Justo el ahora, solo mientras estoy viendo a mi pequeño hermano enroscado en un rincón de su cama sollozando, derramando lagrimas por doquier, ahí tan solo y dolido, tan desesperado y olvidado. Escuchando sus pequeños gemidos de dolor, ahogando gritos. ¿Quien podría hacerle tanto daño? Siento furia, rabia y tempestad por dentro. Quiero hacer algo pero no se el que. Me acerco a su cama y me acuesto con el. Lo abrazo y dejo que llore en mi pecho, mientras le acaricio suavemente el cabello. Mientras dejo que sienta que estoy aquí con el que puede confiar en mi, que nunca me iré. Entonces cada lagrima que cae en mi piel es como una bala disparada directamente a mi corazón con una puntería firme y rauda. Lo peor es que esas balas son capes de traspasar el acero y por eso siento como los agujeros se van formando en mi pecho, mientras el corazón se detiene a trompicones, mientras que necesito a mi coraza mas que nunca. Mi hermano desconsolado se agarra a mi camiseta y deja escapar unas lagrimas mas, luego da un suspiro y se da la vuelta mirando al blanco techo mirando la sombra de luces que refleja sol en el. Entonces es cuando lagrimas silenciosas salen de mis ojos por primera vez en años, entonces es cuando siento que mi corza no ha funcionado, entonces es cuando siento que el la necesitaba mas que yo. He estado tan ciega... e levanto y cojo a mi hermano de la mano lo dirijo al baño y le digo que espera mientras vuelvo a trazar con el cuchillo la linea de piel sensible de mi cicatriz. La hoja se hunde en mi piel y siento un dolor mas fuerte que a primera vez. Mas lagrimas caen de mis ojos mientras mi hermano me mira horrorizado sin saber que hacer. Le pido en mi mente que espere, y entonces le explicare todo. Cuando consigo sacar la pequeña cosa metálica en mi, su mirada se llena de comprensión, entonces lavo la herida y la vuelvo a coser, siento mi pecho mas ligero, mas raudo, mas sincero. Siento que funciona mejor, que la esperanza llena mi interior. Lavo con mimo el armazón lo desinfecto y se lo tiendo a mi hermano.

Sus manos se cierran con fuerza a su alrededor, y luego me mira con determinación. Entonces dice: 

- por favor, pónmelo.

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