lunes, 9 de enero de 2017

LOS CAMBIOS

"Los cambios son buenos" decían. "Siempre hay que evolucionar, mirar hacia adelante, cambiar" "Es muy fácil cambiar" me inculcaban.

No. No lo es. No es fácil y a veces no entiendo el motivo del cambio. A veces, los cambios duelen, a veces los cambios te envenenan. A veces te sientes una mierda cuando aislas un elemento de tu vida y lo recorres de principio a fin.


Te recuerdo. Os recuerdo a los dos. Cuando iba a vuestra casa en aquel pueblo perdido. Cuando me hacíais tortitas y le poniamos mucho chocolate por encima mientras veíamos la película de Pipi Calzaslargas en la cinta de vídeo.

Justo tengo el recuerdo confuso y borroso que es la clave de todo el sentimiento de malestar que tengo metido en mi interior. Justo con mi plato con una tortita entre mis piernas, sentada en el suelo del salón, sobre esa alfombra con soles y lunas entretejidos. Recuerdo que me encantaba imaginar a esos soles y a esas lunas en diferentes situaciones, soñaba que pudieran hacer realidad sus sueños. Soñaba tantas cosas que no se cumplieron... Os recuerdo. A vosotros dos, unidos como si fuerais uno solo a los ojos inocentes de aquella niña que era por aquel entonces. Él haciendo un teatrillo improvisado con una marioneta y el caballete de pintar de Ella. Ella a mi lado añadiendo comentarios y luego ayudandome a hacerle vestidos con calcetines de Él a Clara. Sí, a Clara, a su muñeca de porcelana, esa que ahora es mía, porque Ella me la dejó y yo nunca se la llegué a devolver. Recuerdo que jugábamos a un juego inventado por Ella. Recuerdo la cara de Ella sonriente, Ella era feliz y yo en el fondo de mi corazón eso creía. 

Pero cuando ahora todo se ha desmoronado, y Ella no parece ella misma, sino que está alejada de mí, ya no sé qué pensar. 

Se perdieron los días de jugar, los días de comer tortitas con Ella y Él viendo una película, normalmente de dibujos. Se acabó ser felices con ellos. Ahora solo queda el dolor y la incomodidad. Y un sin fin de sentimientos que no quiero nombrar. Pero sin duda, aquellos sentimientos que tanto extraño, aquellos que no eran malos, se han marchado.


A veces los cambios, como estos, son malos. Y no los quiero. No quiero esos cambios. Pero todo ya ha cambiado, sin pedirme permiso, sin contar conmigo. El dolor en mi pecho es intenso. Y la rabia, y la desazón y la melancolía. Y la tristeza por ver que Ella no es feliz. El no hablar con Él por sentirme que estoy traicionando a alguien aunque no sea verdad. Y el sentimiento de que Ella está tan sumida en sí misma que no se da cuenta el daño que me hace faltandome el respeto, tirando por los suelos mis sentimientos... 

No todos los cambios son buenos. Este en concreto, lo tengo muy dentro de mí. Este en concreto no lo quiero ni regalado, porque así no soy feliz. Pero no puedo abandonarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario