Giré una esquina y lo encontré. mis ojos como platos, se desorbitaron, el frío se intensificó. mi cuerpo quería desaparecer, tras la lamentable visión que obtuve.
un hombre, joven, yacía entre cartones y mantas, sin ningún lugar en el que resguardarse de la gélida brisa que hacía. por encima un fina capa blanca empezaba a cubrir. no podía imaginar el frío que aquel hombre estaría pasando. mi corazón literalmente se heló. No tenía pinta de drogadicto, alcohólico, o cualquier otra cosa desagradable y devastadora. Mi columna vertebral se irguió pesadamente y sin saber que hacer me quedé allí plantada, mirando como aquel hombre pasaba frío. de repente sentí asco de mí misma. Yo pasaba frío por que quería pasarlo y no como aquel pobre indigente que no tenía donde resguardarse.
Esta experiencia, real, me ha hecho pensar mucho en la situación en la que se encuentra muchísimas personas del país y de otros lugares. quizás no tengan para comer, pero existen comedores sociales que les darán agua, comida, duchas e incluso ropa para que puedan estar aseados y limpios, como cualquier persona normal y no como animales que la gente cree que son, mirando por encima del hombre. Se que es difícil pero pueden sobrevivir, que es de eso de lo que trata la vida. Pero no tener un techo que resguarde de la lluvia, el sol abrasador,la nieve y el frío y el calor, es lamentable de parte de las personas que dirigen cualquier estado. Cada persona debe tener derecho a un techo suficientemente estable para quitarse de en medio de la calle y no estar a la intemperie. Todos somos humanos, no animales para estar tirados de cualquier manera por ahí
No hay comentarios:
Publicar un comentario