- Quédate un poco más.- suplicó Bea
- Lo siento… de verdad que no puedo.- contestó Laura
- Lo siento… de verdad que no puedo.- contestó Laura
- Por favor…
- Nos van a pillar.
- ¿Y qué?
- Sabes que yo…
- No estás preparada. ¿Y cuándo lo vas a estar? Yo necesito…
- Eres una egoísta. Si no lo estoy, no lo estoy y punto.
- ¿Y qué?
- Sabes que yo…
- No estás preparada. ¿Y cuándo lo vas a estar? Yo necesito…
- Eres una egoísta. Si no lo estoy, no lo estoy y punto.
Bea se lanza hacia Laura y la besa para callarla. Un beso
lento y suave, con sus labios rozándose despacito, saboreándose. Claro, Laura
le responde y le sigue el juego. Ambas sienten mucho y no saben cómo salir de
ahí. De ese pequeño cuarto en el que se
han escondido y en la que no pueden dejar de tocarse, de amarse. Bea se separa
bruscamente de Laura y la mira inquisitivamente.
- ¿Qué? ¿has sentido algo o no?
- Yo… - Laura boqueó buscando un poco de aire, se sentía confusa, y mareada. Necesitaba salir de allí. No podía sentir lo que estaba sintiendo.
Recogió sus cosas del suelo apresuradamente y salió
corriendo de allí con lágrimas en los ojos, con el corazón partido, con el alma
en duda y con la vergüenza más latente que nunca. ¿Por qué le pasaba eso a
ella? ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué se sentía tan bien y a la vez tan mal
cuando estaba con Bea? Estaba tan confundida…
Cuando llegó a su casa, saludó deprisa a sus padres, le daba
miedo que la vieran por si entreveían algo de lo que había estado haciendo
¡Besando a otra chica nada menos! Así que subió a su habitación y se encerró
allí. Se quitó el maquillaje y la ropa, y se metió en la bañera, que había
llenado previamente con agua y espuma, con velas encendidas y con la clara
intención de pensar. Y pensó, en demasiadas cosas. Pensó en que ella pensaba en
que le gustaban los chicos, que ella tenía que ser heterosexual porque si no
sus padres la matarían, pensó que sentía algo demasiado fuerte por Bea. ¿Amor?
No lo sabía, no sabía nada. Solo que tenía que arrancar aquellos sentimientos de
raíz. Así que borró su número de teléfono. La bloqueó en Twitter y en todas sus
redes sociales, e intentó no pensar en ella. Pero solo lo intentó porque su
descabellada mente no hacía más que volver a su sonrisa, al olor de su pelo, a
lo suave que eran sus labios… a toda ella. A cómo se sentía cuando estaban
juntas, a cómo se conocieron, a como pasó a ello.
Pasaron las semanas, y los meses, y el corazón de Laura
estaba más partido que nunca, no comía, no salía con sus amigas y… no podía
dejar de pensar en Bea. La echaba de menos, ya no solo como amante, sino como
su mejor amiga, porque eso era por encima de todo, su mejor amiga. Decidió ir a
buscarla, porque no aguantaba más. No podía más con aquella agonía.
La encontró en el parque de siempre. No hubo palabras, no
hacían falta. Laura tomó la iniciativa por primera vez en su vida y beso a la otra chica. Con rabia, con
pasión, con desesperación. Intentando transmitirle con solo un beso todo lo que
sentía. Bea, tiró de ella y la acercó más, devolviéndole el beso. La había
extrañado. Demonios, estar lejos de ella había dolido como estar en el
infierno.
- Nos van a ver – dijo Bea en un suspiro triste.
- ¿Y qué?
- ¿Desde cuándo no te importa?-se sorprendió la chica.
- Desde que comprendí que solo me importas tú.
Bea se puso roja, pero sonrío. Se habían echado demasiado de
menos. Ambas se besaron por un largo rato, sin pensar en quien las estaría
mirando, sin pensar en si estaba mal, porque no lo estaba. Solo eran dos
personas amándose.
ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA 😍
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